Train to Busan 2: Peninsula


Hace algo más de tres años, en uno de los pre-estrenos sorpresas que existían antes del virus truscolán, nos pusieron Train to Busan – Busanhaeng, película coreana que normalmente yo ningunearía porque todos sabemos lo mal que me caen los kabezudos, un milímetro o quizás menos por debajo de los truscolanes y que siempre apoyaré cualquier resolución de las Naciones Unidas para erradicarlos del planeta. Pese a mi inquina con esa chusma, la película me gustó, era una divertida historia de zombies sin los límites del cine gringo y parece que han hecho una segunda parte que sucede cuatro años después de la primera. Se titula Train to Busan 2 y en España se estrenará, Dios mediante, en noviembre con el título de Train to Busan 2: Peninsula, que parece que en casi todos los mercados internacionales han añadido esa nueva palabra para despertar algo que no sé muy bien qué es.

Unos julays inmigrantes ilegales regresan a Mordor, capital Vecindario, para buscar el puto anillo ese o algo así.

A uno de los que escaparon de la Corea infectada de truscolanes zombies como los de la península ibérica, pero estos sin putas rumanas.

Después de ver como un barco de pasajeros escapó de los zombies en Corea, vemos que malviven como refugiados en Hong Kong y las gente los odia y cree que su enfermedad es contagiosa, como el truscolanismo. A unos cuantos les ofrecen volver al país en una misión secreta para recoger veinte millones de dólares que hay en una furgoneta atascada en una carretera. Los chamos, que se quedarán con la mitad, se apuntan y regresan al país y allí descubren que todavía hay gente en la ciudad, r-escondidos y que han aprendido a vivir de noche y dormir de día para seguir el ciclo de los zombies. En este mundillo, se montarán unos pitotes que no veas.

Tenemos que había que estirar el éxito y eso han hecho y aunque la idea no es original, lo mejor son los encontronazos con los zombies, que siguen estando a un nivel que ya quisieran en Hollywood, que estos son rápidos, crueles y viciosos en sus ataques y como siempre llegan en grupo legión, sus apariciones no dejan a nadie indiferente. Por supuesto añadieron algunas polladas, como las dos niñas que se mueven por ese mundillo con alegría y que parecen encontrar baterías que siguen funcionando después de cuatro años por todos lados. Los diálogos chirrían que no veas pero eso es más bien por la diferencia entre culturas, que por Europa jamás comentaríamos las cosas que esa gente dice y si alguien se atreviese, le parten los dientes y así aprende una lección. La película vuelve a divertir, que es de lo que se trataba, no da miedo y es simplemente entretenimiento. El final, sin embargo, es un poco decepcionante y tiene un par de escenas a cámara lentísima casi estática que me resultaron cansinas, pero que también se ven mucho en el cine Chino, que parece que así se expresan mejor los sentimientos.

Por las legiones de zombies y la acción puede gustar a los miembros del Clan de los Orcos y definitivamente, será repudiada por los sub-intelectuales con GafaPasta.


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