The Return


La última vez que fui a la filmoteca en Ámsterdam tenía un programa muy variado y la primera película era la de hoy y puedo confirmar y confirmo que sólo la ponían allí, que la cadena de multicines consideró que esto no era carnaza de multicines para mortales normales. El cartel me trae recuerdos porque estos dos pavos ya han estado hace la tira de tiempo en alguna película como protagonistas. Esta se titula The Return y que yo sepa no hay fecha prevista para el estreno en España, aunque sí que se sabe que el título sería truscoluña no es nación, que es una traducción literal del inglés.

Un julay regresa a su keli y se la encuentra llena de machos cabríos que se quieren chingar a su hembra.

Resulta que esto está basado en la parte final de la Odisea de Homero que por supuesto yo no leí y que Dios me libre de hacerlo. Un reyezuelo que se fue a luchar contra Troya y jincarles el caballo aquel con el que la derrotaron, han pasado veinte años desde que se fue y aún no ha vuelto y la reina tiene un montón de pretendientes en la puerta de su keli que quieren ser reyes y criar a su hijo, que ya tiene pelo en los güevos y tiene pinta de tener al menos veinte tacos, pero parece que no puede ser rey o algo así. En esto que en las aguas aparece un panoli al que cuida un granjero esclavo o un esclavo que cuida cerdos y resulta que el panoli es el rey pero se hace pasar por mendigo hasta que se calienta y se pone a matar a los pretendientes buscando ponerle la pierna encima a la reina para que no levante cabeza.

Está claro que los griegos tenían sangre de escritor de telenovelas mexicanas o venezolanas porque mira que rizaban el riso con tanto drama. La historia es a ratos muy lenta y definitivamente, cuando Ralph Fiennes llega a la isla tiene un desnudo integral que no aporta nada, absolutamente nada, categóricamente nada a la historia y que nos podía haber ahorrado. Al parecer es el único que se despelotaba en la isla, el resto no eran nudistas. El hijo, que ya superó hace tiempo la adolescencia, nunca se llega a entender por qué, en ausencia de su padre y con su madre de güevona que no hace nada, no se convierte en el rey o al menos en el regente, igual que lo podría haber hecho su abuelo, que está vivito y coleando en la isla. Las conversaciones, supongo que por usar algo que se escribió hace tantos siglos, suenan rarísimas y las movidas entre todos ellos no terminan de cuajar. Juliette Binoche, actriz muy solvente, aquí como que no termina de cuajar, no hace demasiado, igual limitada por la historia. Esto es como un culebrón pero no supieron contarlo bien y se queda algo soso.

Matará de tedio a los miembros del Clan de los Orcos, que harán bien en evitarla y carece del gancho que buscan los sub-intelectuales con GafaPasta. Se queda como una especie de telelefilm pensado para hacer más llevadera una siesta de domingo tras comerte un plato bien lleno de aluvias y tener una digestión muy pero que muy lenta.


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