Esta peli de terror fue también una de mis favoritas para cancelar, coincidía siempre con diluvios u otras cosas más interesantes cuando la daban a una hora decente y yo no me imagino yendo al cine a las diez de la noche sabiendo que la probabilidad de pallufo es tan alta. Al final hasta me fui de vacaciones a Gran Canaria y cuando regresé, de chiripa, la ponían en el cine y la fui a ver. Se titula Tarot y en España se estrenó con el mismísimo título hace más de un mes.

Unos julays acarajotaos no dan pie con bola.

Resulta que un grupo de panolis universitarios alquilaron una keli por el eirvienvi y mientras se emborrachan y tal, fuerzan una puerta de una zona prohibida, cogen unas cartas raras de tarot, se echan las cartas y a partir de ahí, todos irán muriendo según les salió en las cartas o algo así y los que quedan, están que se cagan por las patas pa’bajo y buscan la manera de parar esta maldición truscolana, suciolista y podemita, o algo así.

La película dura noventa minutos y en realidad podrían haber contado la historia en quince. Como siempre, ponen un puñado de panolis, creo que siete y de ellos hay como la mitad que son insoportables y que disfrutas cuando matan, pero claro, como quieren hacer segundas partes y terceras y décimo cuartas, algunos tendrán que sobrevivir. A medio camino de la peli incorporan a una pollaboba que al parecer sobrevivió a ese mismo tarot y bueno, si la película ya era tonta, ahora es tontísima. El negro gordo se merecía todo lo peor, siempre, cada vez que abría la boca te dan ganas de pedirle a algún Dios que se le llene de hormigón armado y no pueda volver a hablar nunca mais. Las pavas tenían todas pintas de pelanduscas de calle portuaria de putas. En la película no hay terror alguno, ni sustos, porque al haber visto las cartas y saber como van a morir, cuando comienza la escena, ya sabes lo que viene, como viene, cuando viene y como acabará.

Ni siquiera vale para que los miembros del Clan de los Orcos vayan al cine con las hembras y magrearlas. Definitivamente prohibida para sub-intelectuales con GafaPasta. Muy floja, muy mala y para olvidar.