¿Y si los gigantes hubieran vivido entre nosotros?
Con esta pregunta llegó mi amigo el chino el otro día, y me enseñó la foto que adorna este mensaje. Lo había leído en uno de los webs asiáticos en los que sacia su sed de conocimiento. Podéis ver la noticia en inglés en este web
Mi incredulidad le sentó como una bofetada. Se negó a creer que lo que leía en un periódico serio no pudiera ser verdad. Me he tenido que arremangar la camiseta de manga corta y ponerme la gorra de investigador, zambullirme en internet y buscar hasta encontrar pruebas que respaldan la falsedad de la noticia.
La foto fue presentada a un concurso de retoque fotográfico con Photoshop dedicado a Anomalías arqueológicas. Desde ese momento, algún desaprensivo la copió, la editó y la usó como noticia. Incrédulos como mi amigo la dan por cierta. Echad un vistazo a las fotos de ese concurso. Hay algunas muy buenas.
Sin embargo hay que reconocer que es muy romántico el creer que cosas como estas aún estén ahí, ocultas, esperando a ser descubiertas. Lo de los gigantes no me toca la fibra sensible, pero paseando por Nueva Orleans si que esperaba que Lestat, Louise o la bella y trágica Claudia me pararan y me invitaran a su mundo decadente. Y sin ir tan lejos, cuando voy al supermercado por aquí arriba y veo tanta bruja holandesa, suspiro pensando que daría los brazos izquierdos de todos mis amigos por tener un poquito de magia.
Pobre chino, sin Dios al que creer, sin nada místico a lo que agarrarse, forzado desde pequeño a creer sólo en el partido y la ciencia. Una vez le pregunté por su religión y su respuesta me dejó pálido: en China no se nos permitía practicar ninguna religión, así que crecí sin creer en Dios. Y ahora ya soy muy mayor para empezar….