Ya ha vuelto. Ha pasado casi año y medio desde que pudimos disfrutar de la segunda aventura de la serie en cine y por fin se ha estrenado Harry Potter y el prisionero de Azkabán. Cuando vas al cine a ver la siguiente de Harry Potter, vas siempre con un poco de miedo. Los personajes son hiperconocidos, los libros, clásicos. Sin ir más lejos, aquí el menda se los ha leído todos en inglés y en español y por poder, hasta he escuchado los audiolibros en inglés.
Cuando estás en la sala a oscuras y se escucha la conocida tonada de John Williams se te camba la peluca y te ves de repente sumergido en el mágico mundo de Harry. Personalmente creo que en esta tercera entrega los personajes han comenzado a madurar. Alfonso Cuarón, el nuevo director juega con los sentimientos de Harry y sus amigos. Los chicos, con un Daniel Radcliffe supercrecido y una Hermione Granger que ya es sexualmente apetecible (que Dios me perdone, pero dos tetas tiran más que dos carretas), se enfrentan en esta ocasión a un enemigo poco definido. A los que por incultura o por falta de masa encefálica van a ver la película sin haber leído el libro les resultará un poco extraña la historia. Hay muchísimas cosas en el libro que no se han contado pero que quien conoce la historia puede ver. Este guiño hacia nosotros, los lectores y seguidores de la serie, es francamente de agradecer. Se acabaron las escenas puestas nada más que para justificar cosas posteriores. Ahora se va al meollo de la cuestión y se ahorran detalles.
En definitiva, una tercera parte que es mejor que la segunda. Altamente recomendable para fans de Harry Potter y de la fantasía y magia en particular. Si queréis más información en español, Haced click aquí
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Harry Potter y el prisionero de Azkabán
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¿Muslo o pechuga?
Tomaos un minuto para pensar y responder a la encuesta que está a la derecha. ¿Muslo o pechuga? 🙄
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Capítulo segundo: Plantation Country
Nota: esta es la continuación de El comienzo
Al día siguiente al levantarnos se nos ocurrió salir a la calle a buscar un lugar en el que desayunar. Llegamos a la esquina y nos volvimos. No habían aceras. El hotel estaba entre un montón de carreteras de dos o más carriles sin aceras en las que protegerse del tráfico. Nos metimos en un Denny’s que estaba adosado al hotel y nos pusieron un megadesayuno, lo que equivaldría a un copioso almuerzo en España. Después, fuimos en el autobús del hotel al aeropuerto a buscar nuestro coche de alquiler. Mientras esto sucede se abren los cielos y empieza a caer el diluvio universal. La tipa del alquiler de coches trata de conseguir que cojamos un coche más grande y no el económico, sin comprender que ese es ya más grande que mi coche.
Salimos del negocio de alquiler de coches y nos perdemos. Volvemos al punto de inicio y tras ciertas dificultades encontramos la carretera que nos llevaría a la vera del río Mississippi a través de Plantation Country (el país de las plantaciones). Según la guía Lonely Planet, la carretera nos llevará hacia Baton Rouge siguiendo el río. En la práctica casi no se atisba el Mississippi por las dos barreras de protección contra inundaciones que han puesto a ambas orillas del susodicho. Sin embargo la carretera es muy exótica y merece la pena recorrerla. Vas pasando al lado de las antiguas plantaciones que aún quedan en pie.Es increíble el contraste entre zonas de gente con dinero, generalmente blancos y zonas de extrema pobreza y en las que el color predominante (y yo diría que casi único) es el negro.
En un poblacho llamado Lutcher nos detuvimos a comprar un mapa en una gasolinera y tuvimos la primera de muchas experiencias de incomunicación. Habían dos chicas en la gasolinera y muy educadamente les pedimos si tenían mapas. ¡No nos entendieron! Y lo que es peor: ¡Nosotros tampoco las entendimos a ellas! Aunque la base de la comunicación era el idioma inglés, las tías pronunciaban de una forma que sonaba a cualquier cosa menos a inglés para nosotros. Tras un rato de forcejeos idiomáticos, logramos hacernos entender. Nos enseñaron un mapa, pero ofrecía tan poco detalle como el que teníamos nosotros cortesía de la casa de alquiler de coches. Frustrados, volvimos al vehículo y pusimos rumbo a la Plantación de Laura. Esta plantación está recomendada por la guía. Fue fundada por una familia criolla (de origen francés) y más tarde se mezclaron con una familia alemana. La casa está siendo renovada, tratando de respetar tanto como sea posible el aspecto original. Podéis ver varias fotos de la misma en el
álbum de Plantation Country. Durante toda la visita a la casa llovía con intensidad y no pude tomar muchas fotos fuera.
Nos llamó mucho la atención encontrar palmeras canarias. Preguntamos a la guía y nos dijo que ?Los isleños?? las habían traído consigo. La denominación de Isleño es para los canarios que España exportó a Luisiana y otros estados americanos hace unos cientos de años.Después de visitar la plantación seguimos por la carretera hasta llegar a Donaldsonville, un supuesto villorrio que merecía la pena ver. Destacar dos cosas. De nuevo no nos entendieron en la gasolinera, esta vez preguntamos por un teléfono público, pero sin éxito, y el pueblo era tétrico, perfecto para una película de terror. Decidimos pasar de largo y seguir hacia Baton Rouge.
En el camino cruzamos infinidad de pequeñas iglesias, de sectas cristianas variadas, en las que a uno se le ponían los pelos de punta cuando veías todos los coches en la puerta con matrícula JESUS y similares. Esta gente son fundamentalistas cristianos. De aquí se alimentan los sagrados ejércitos del emperador, supongo.
Tras llegar a Baton Rouge, perdimos más de una hora buscando hotel. Os lo juro. No había forma de dar con los putos hoteles de carretera. Entramos en la ciudad por el camino equivocado y los hoteles parecen concentrarse alrededor de las carreteras interestatales, y cualquier otra no goza del privilegio de estos antros. Tras una ardua búsqueda en la que nos metimos en todos los barrios de mala muerte de la ciudad, encontramos un ?La Quinta Inn??. Preguntamos a la chica de recepción por un lugar folklórico para comer, y nos recomendó uno en el que nos pusieron el plato más grande de comida que había visto en mi vida. Todo marisco, patas de rana y similares. No pude ni con la mitad de la comida que había en aquel plato y la camarera aún pretendía que pidiéramos entrantes y postres.
Aquí acaba el primer día de carretera. En el próximo capítulo: Cajún Country (el país Cajun).
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Rompetechos
[b]Hora:[/b] [i]6.45 de la mañana[/i]
[b]Lugar:[/b] [i]Havenstraat, Hilversum, Países Bajos[/i]
[color=0000ff]Un superhéroe lucha contra las fuerzas del mal. Con mucho supersudor los va arrinconando. Ya sólo quedan un grupo de irreductibles que se refugian en la calle Génova, protegidos por la cortina fabricada con pelos del bigote de aznarín de la Mancha. La dichosa cortina repele los superpoderes del superhéroe. La batalla es encarnizada. Los malos atacan con sus mejores armas: desidia, mentira, engaño …. el superhombre se defiende como puede. Ya ha hecho uso de la última estampita superpoderosa: Carmen de Mairena. Está a punto de sucumbir ante el mal cuando …. ….[/color]
Un golpe súbito y brusco me saca de la pesadilla. El sistema de control del equilibrio se reinicia y me da un mareo al levantarme en la cama tan súbitamente. Me vuelvo a recostar. Otro golpe. Vibra la casita de madera en la que vivo.
Otro golpe. Algo va mal. Hay alguien en el techo golpeando mi tejado. Oigo voces. Golpe. Golpe. Golpe. La casa entera se estremece.
Siguen dando golpes. Me acostumbro al nuevo sonido y trato de dormirme otra vez. Pasa el tiempo y estoy entrando de nuevo en los reinos oníricos …. …
Una música estruendosa suena en mi casa. Me despierto sobresaltado de nuevo. Ahora, además de la gente que camina por mi tejado y lo golpea parece haber un intruso en la casa escuchando música Pop a todo volumen. Me levanto. Miro en el baño, en el dormitorio y cuando voy al salón-cocina el ruido aumenta.
Me acerco a la cocina y el sonido parece venir de la campana de la cocina.
¡Hijos de puta! Han puesto la radio al lado de la salida de la campana en el tejado. Por la forma en la que está diseñada se ha convertido en un altavoz natural que amplifica el ruido.
Esto es sólo el comienzo. Van a tardar por lo menos dos semanas en cambiar el tejado de mi casa. Se avecinan tiempos oscuros …