Hoy estoy desganado y no me apetece escribir. Sólo decir que he descubierto que tengo seis invitaciones de GMail para regalar. Puesto que ya he enviado invitaciones a todo el que se me ocurrió y no sé que hacer con estas, quien las quiera que las pida.
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El catecismo oculto tras ‘El Señor de los Anillos’
Las noticias en verano son siempre una porquería. Hay veces que uno no se puede creer lo que lee. Ahora va a resultar que el Mamón de los zarcillos entronca con las sagradas escrituras. Es que hay gente para todo. Se coge cura con ganas de salir en los medios, tema popular, se mete en una coctelera, se agita y salen cosas como esta:
«Dios es capaz, con la ayuda de los humildes que tienen compasión, de vencer al mal». Y aunque no lo parezca, es el mensaje que, según Xavier Marlans, contiene ‘El Señor de los Anillos’
Y venga a desvariar. No si esto va a ser como en Matrix Reloaded, en donde el Neo se nos transformó en cura católico, pero además en cura del Opus Dei, con sotana y todo. El tipo nos regala perlas como esta:
«En ‘El Señor de los Anillos’, los personajes cuentan con la libertad de elegir entre el bien y el mal», explica. Y ahí, asegura, reside el primer rasgo ‘católico’ de la obra: la vida como misión.
Fliparás y alucinarás. Y yo que veía El señor de los anillos más como una película coral en la que un grupo de julandrones se montaban una peregrinación a la meca gay y por el camino se jartan a follar entre ellos, más que nada porque viven en un mundo en el que no existen las mujeres. Puestos a comparar esta película, yo la veo más próxima a Las aventuras de Priscila, la reina del desierto que tiene la misma temática: grupo de freaks en viaje iniciático.
El colega no se detiene aquí y continúa con desbarrando sus perversiones mentales:
«No hay referencias a un dios bíblico explícito ni a oraciones», cuenta este sacerdote catalán. «Tolkien pretendía que los racionalistas de Oxford se sintiesen fascinados por sus historias y lo descubriesen por sí mismos», puntualiza. «El anillo -añade- es la metáfora de la seducción del mal» tan presente siempre en las Sagradas Escrituras.
Quizás el anillo sea una forma cariñosa de referirse al anillo del culo, digo yo. Sigo viendo más parecidos con la peli australiana que con la biblia. Y ya como número final se molesta en comparar personajes de la saga de Tolkien con personajes de la Biblia:
Frodo es, en su opinión, un hobbit creado con trazos de la figura de Jesucristo, «porque es quien se ofrece a llevar el peso de todos». Gandalf es «algo así como el profeta que guía a su pueblo». Aragorn, «el rey humilde que cura con sus manos» también guarda cierto parecido con Jesucristo y Golum, «pervertido por el poder del anillo», vendría a ser el Judas que traicionó a su amigo tentado por el poder.
Esto ya es lo más. Ahora resulta que Jesucristo era un hobbit que habitó en las tierras medias. Seguro que los romanos eran los malos malísimos, los palestinos, chusma mala también, los judíos el pobre pueblo hobbit y solo queda por saber quienes eran los elfos. Puesto que no podemos poner al tonto del bote como elfo porque no les habíamos descubierto en esa época, alguien tendrá que sugerir quienes pudieron ser. Yo voto porque los elfos eran los julandrones de los fenicios. Yo sigo viendo más parecido a Frodo con Felicia, a Gandalf con Bernadette y a Aragorn con Mitzi.
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El tiempo está loco, loco, loco
Menudo verano que estamos teniendo en Holanda. Si el año pasado fue el más caluroso de los últimos 50 años, con una ola de calor que se prolongó durante más de tres semanas, este año han dado la vuelta a la tortilla y tenemos el peor verano que se recuerda, o mejor aún, estamos en Otoño. Hemos pasado de la primavera al otoño sin parar en el verano, salvo que la cosa se arregle en las próximas semanas y podamos disfrutar más que sea de un pequeño veranillo. La cosa está tan mal que he notado estupefacto como la calefacción de mi casa ha arrancado algunas noches, lo que viene a decir que en la calle hay temperaturas de alrededor de once grados y la casa se ha enfriado por debajo de los catorce.
Tanto o más que el frío me molesta la lluvia. Llevamos semanas sometidos a una estúpida y continua lluvia que no cesa. Agua, agua y nada más que agua. Acompañada de vientos fuertes. Un verano para olvidar. Yo que me compré mi bicicleta nueva para pegarme estos meses haciendo 30 kilómetros diarios y la tengo en el zaguán durmiendo el sueño de los justos.
No sé donde vamos a llegar. Ya no tenemos inviernos ni veranos. Ahora o estamos en primavera o en otoño, que son aquí estaciones de lluvia. Lo bello del norte de Europa eran los veranos cálidos y secos y los inviernos fríos y no tenemos ninguno de los dos. Como la cosa siga así tendré que emigrar de nuevo.
Ayer mientras paseaba a la hora del almuerzo nos encontramos conque los parques están llenos de setas. Las setas suelen salir a finales de septiembre, cuando comienza el otoño. El mensaje es claro. La naturaleza piensa que el verano ha terminado y ha dado la señal de salida al otoño.
He aprovechado para subir un nuevo álbum de fotos.
El lugar se llama Gooilust y es una pequeña reserva natural que se encuentra cerca de Hilversum y por suerte, ignorada por los turistas que visitan el país. Es uno de esos lugares de los que solo oyes hablar a través de amigos holandeses. Las tomé el año pasado en Octubre. Disfrutad de las fotos.
Y ya puestos, miráos las siguientes historias que he recuperado del antiguo blog: Las minifaldas no son para las bicicletas y Mobieltje Telefoon Uit.
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El efecto mariposa – The butterfly effect
Fui a ver esta película solo porque la daban como Sneak Preview y era más barata. No me provocaba el más mínimo interés y suponía que sería el típico tostón de adolescentes arropado por algo de ciencia ficción. Sin embargo me equivoqué.
The Butterfly Effect o El efecto mariposa como se llamó en español es una aproximación muy inteligente al tema de los viajes hacia atrás en el tiempo y las consecuencias que pueden tener.
De eso trata la película. El protagonista, el fotogénico e ídolo de adolescentes Ashton Kutcher descubre que puede retroceder en el tiempo y cambiar ciertas cosas. No puede retroceder a cualquier lugar del pasado, sólo a ciertos puntos de su pasado. De esta forma se embarca en una competición con el tiempo en la que tiene todas las de perder. Cada pequeño cambio que hace en el pasado modifica totalmente su futuro. Es el capaz de recordar lo anterior, pero se encuentra perdido tras cada cambio y observa aterrado como su presente está totalmente fuera de control por culpa de sus cambios en el pasado. Acompañado por la más que guapa Amy Smart que es una de esas chicas que nos suena de haberla visto en otras peliculillas, The Butterfly Effect se convierte en una experiencia fascinante que te mantiene clavado al asiento las dos horas que dura. Realmente aconsejable sobre todo vista la terrible cartelera que tenemos este verano (bueno, como siempre en estas épocas). Si queréis más información en español, haced click aquí.