Continúa suelto por las calles holandesas el Pelos y como podéis comprobar, sigue haciendo de las suyas. He seguido el estudio sintomático de la decadencia capilar humana y aparentemente he tenido bastante éxito. La gente murmulla, susurra a mis espaldas, me miran por la calle y a mí me importa un bledo. A quién le importa lo que yo haga …
Más en serio. Tengo a toda una compañía y a mis compañeras de clase de holandés desconcertados. Todos quieren saber y no tenemos una Mercedes Millac de turno que pregunte, que conjeture incisivamente por las razones tras este desmoñamiento superfluo y a todas vistas innecesario.
He de reconocer que con el peinado que más he triunfado ha sido con el Aznarín de la mancha (el más a la derecha de la foto). A mis compañeras de clase se les cambó la peluca, literalmente. Mi profesora solo pudo formular un «Wat leuk!» que viene a significar «¡Coñooó!» pero en fizno y pulido. Ese mismo día en el trabajo, me acorraló el vicepresidente y dos directores y me encerraron en un despacho. Se me cortó la leche de la impresión. Los hijosdeputa querían saber quien era la «paba» y si trabajaba en la empresa, porque yo de repente estaba «tan formalito» que tenía que haber un chumino de por medio.
Han habido todo tipo de conjeturas a esta explosión de creatividad molleril. Uno de los efectos colaterales más apreciados por el menda es la reducción en la edad que se me adjudica. La tropa ha colocado el listón entre 26 y 28 años y yo tan contento. Dejémoslo ahí.
Y centrándonos en el peinado de hoy, es de máxima dificultad y de supremo esplendor. En el detalle fotográfico no se aprecia claramente, pero está inspirado en Koji Kabuto, ese superhéroe de los de antes que pilotaba a Mazinger Z. Este es uno de esos estilismos que requieren de abundante y espesa gomina para poder mantenerlo. No más os diré que el sábado salí de esta guisa y la cajera del supermercado me miró, parpadeó como quince veces, comenzó a babear por la comisura de las bragas y me hizo firmarle el recibo para quedárselo como autógrafo, porque estaba convencida de que soy una superestrella del universo neerlandés y se tomó mi ignorancia de su idioma como una pose más para llamar la atención.
Ahora que ha nacido una nueva estrella mediática en el país, me pienso ir este domingo a Amsterdam con los colegas de esta guisa para triunfar …
PD: y no os perdáis la foto de El pelos y los marus. Ya tengo retocado al pelos con mi careto y puesto que mi amigote anormal no se presta para ser «los marus», creo que sólo el-tipo-a merece un deshonor semejante. Yo me encargo de las rectificaciones y ajustes con el fotochop.