Distorsiones

Puesto que estoy en España de vacaciones, trato de ver cine español y me pego estos resbalones. Cuando estuve en septiembre y en octubre repetían hasta la saciedad el trailer de el asombroso mundo de Borjamari y Pocholo, así que no me ha quedado más remedio que ir a verla.

Está en un montón de cines y seguramente será uno de los éxitos de las navidades, pero la verdad, la verdad, no vale una mierda. Mira que a mi me gustan las películas de Santiago Segura, pero es que esta es mala de vicio. No hay historia. Repiten hasta el infinito los mismos gags, supongo que porque los guionistas y directores Juan Cavestany y Enrique López Lavigne no daban para más. Es una sucesión de chorradas repetidas que dejan de hacer gracia después de dos veces. Lo único bueno que tiene la película es que solo dura 90 minutos, con lo que en un rato estáis en la calle. Borjamari es Santiago Segura y Pocholo es Javier Gutiérrez, dos hermanos que siguen hoy en día viviendo de la misma forma que hace veinte años. Escuchan la misma música, hablan de la misma estúpida forma, visten como antes. En fin, después de cinco minutos de película ya se ha visto todo lo que hay que ver.

No hay mucho más. Totalmente recomendada para mis amigos descerebrados y aquellos que poseen electroencefalogramas planos.

Resulta a veces curioso como algunos directores americanos tienen que acudir a otros países para conseguir financiación para sus películas. La industria americana no está muy interesada por el cine de autor y prefiere el cine de masas. No hay nada malo en ello, pero tampoco se pueden quejar si asociamos cine basura con su cine.
The Machinist, conocida en España como el maquinista es una película española en la que casi todos los actores y el director son americanos. En los Estados Unidos no consiguieron el dinero y se tuvieron que venir a la vieja y pérfida Europa en busca de pelas y mira tú por donde que fueron los malvados españoles los que aportaron la güita.

Dirigida por Brad Anderson, del que yo había visto anteriormente Session 9, una película de terror que tenía lugar entre las paredes de un antiguo manicomio. En esta ocasión se ha decantado por un drama con ciertos toques de acción y misterio. El protagonista, del que hablaré más tarde, lleva un año sin dormir y a su alrededor comienzan a suceder cosas extrañas, lo cual lo irá desquiciando y lo encauzará hacia el desastre.

El actor es Christian Bale, que perdió más de treinta kilos para interpretar a este hombre que se ha quedado casi en los huesos por culpa de su falta de sueño. La verdad es que su actuación es muy buena. Y hay que decir que está chupadito. Es puro pellejo sobre los huesos. Da lástima. Se le ve tan frágil que mueve a la compasión y eso ayuda mucho para creerse el personaje. Según he leído la dieta que siguió para peder el peso fue a base de una lata de atún y una manzana por día. A este ritmo, después de las vacaciones navideñas tendré que seguirla durante unos días para volver a mi peso. Alrededor de este hombre hay dos mujeres: Jennifer Jason Leigh que interpreta a una prostituta que está enamorada de Christian Bale, al que trata de ayudar. La otra mujer es Aitana Sánchez-Gijón, que trabaja como camarera en la cafetería del aeropuerto, lugar que él visita a menudo. La ambientación es bastante tétrica y los escenarios se escogieron a conciencia.

En definitiva, una buena película que por supuesto no puedo recomendar a los descerebrados e hiper-superficiales que suelen leer esto.