La película de la que voy a hablar hoy se estrenó el día de fin de año. En principio íbamos a ver otra, pero llegamos tarde y decidimos ver Ong-bak, conocida en España como Ong-bak, el guerrero Muay Thai, una exótica película tailandesa de lucha.
Yo nunca he sido muy fan de este tipo de cine pero he de reconocer que me divertí. Tiene una historia muy tonta: hombre malo roba cabeza de Buda de pueblo miserable, chico pobre debe ir a la ciudad y recuperar la cabeza del Buda para que la buena suerte vuelva al pueblo, chico pobre se pelea con todo Dios y con algún Jesucristo.
En realidad, el tema sólo es el pretexto para encadenar escenas de lucha. De eso se trata, de promocionar el Muay Thai este, un tipo de lucha en la que se reparten mamporros a diestro y siniestro y se rompen huesos por doquier. El actor principal parece ser conocido por varios nombres, entre ellos Tony Jaa, que es el que aparece en el cartel. El invento está dirigido por un tal Prachya Pinkaew, del que deberían aprender muchos directores americanos.
Con un guión sencillo, un elenco de desconocidos y unas escenas de lucha que disparan la adrenalina hasta de una estatua, la película es muy entretenida. Ni se os ocurra ir con la piba, porque se os muere del disgusto. Esta es una peli de amigotes, palomitas de maíz y refresco grande.