Cuatro minutos, cuatro, son los que ganamos cada día en nuestra lucha contra la oscuridad. El invierno está perdiendo la batalla. Ya hemos recuperado la luz después de las ocho de la mañana y esta semana conquistaremos otro hito, la luz después de las seis de la tarde. Esta carrera es imparable y la vamos a ganar. Hoy tendremos diez horas y dos minutos de luz y mañana habrán cuatro minutos más y así sucesivamente. Cada quince días ganaremos una hora de luz, hasta llegar a Junio, el momento cumbre y el comienzo del declive. El día de San Juan tendremos diecisiete horas y cuarenta y seis minutos de luz. Será el principio del fin.
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Cuatro minutos de luz
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El largo camino de vuelta
La vuelta a casa, al hogar neerlandés, fue bastante sosa. Lo más reseñable sucedió en el aeropuerto de las Palmas. Por razones que sólo Aena y Dios conocen, cambiaron la facturación desde la terminal nueva a la vieja. Cuando mis padres me dejaron en el aeropuerto y busco el número del mostrador al que tengo que ir, veo que son el 15 y el 16. Mirando los que se encuentran allí, descubro que el primero es el 30 y hay una flecha que señala hacia la terminal vieja para el resto. Un par de minutos antes acababan de llegar también los autobuses que vomitaban los cientos de holandeses que volvían a casa. Lo que sucedió a continuación fue una ignominiosa carrera de terminal a terminal en la que no perdimos la dignidad por carecer de ella, con el único objetivo de llegar pronto al punto de facturación. Por el camino dejé atrás viejas cojeando, madres con niños que trataban de mantenerlos en los carritos portamaletas para ir más rápido y todo tipo de seres inferiores. A mí me superaron algunos que corrían sin equipaje, para coger sitio en la cola. Cuando llegué, por suerte, las señoritas que atienden a los pasajeros les rogaron que se jodieran y nos dejaran facturar. Gracias a esto me deshice del trolley rápidamente. Bueno, también tuvo algo que ver que yo era el único que hablaba español y me movía mucho más rápido que ellos ante las órdenes de las chicas.
Desde que volé el año pasado a los Estados Unidos en la última fila del avión, me ha entrado una neura y siempre pido ventana lo más adelante posible, alegando todo tipo de excusas irrisorias. Parece que esa zona no es muy apreciada, porque en ambos viajes conseguí la fila 2A. Ya sé que siempre se ha dicho que es más fácil sobrevivir en la parte de atrás, pero nunca he entendido ese razonamiento. Si el piloto va adelante, el tratará de salvarse, más que nada por instinto de supervivencia, así que será más fácil sobrevivir cuanto más cerca se esté de ese hombre. Y de ser posible, los motores siempre por detrás de uno, por si revientan.
Tras la facturación, me tomé un cafelito y cuando fui a pasar el control de seguridad, veo una multitud empujándose. En mi vida había visto algo parecido en Gran Canaria. De zorrudo, me voy haciéndome el lolailo a la otra terminal para pasar el control por allí. La cola era tan grande como la que dejé atrás. Me resigno y me meto entre empujones. Aproveché la coyuntura para lanzar un par de castañazos con los que amenizar la espera. La gente siempre reacciona antes los ataques químicos. Todos nos reímos y nos miramos unos a otros, buscando el culpable. Entre tanta gente, es imposible encontrarlo o al menos eso quiero creer. Estaba yo entretenido con los comentarios de la gente, mayormente holandeses, cuando aparece una guardia civil y se pone a gritar como una loca . Todos nos movemos lentamente en dirección opuesta a su presencia, reagrupándonos en un rincón. La tipa gritaba no bambino, no bambino. Yo, como todos sabéis, no estoy muy puesto en música moderna, así que no entendía a lo que se refería. Mis sufridos vecinos tampoco la acababan de entender, porque todos la miraban espantados y retrocedían. La mujer, desesperada, se acercaba más a nosotros. Finalmente, alguien le preguntó en español y nos enteramos que preguntaba por gente sin niños. Algunos dieron un paso al frente y cayeron engañados en la trampa. La tipa los puso en una cola de castigo que se movía menos que el saldo de mi cuenta de ahorro. Visto el patio, agarré el cabezón de un niño que estaba a mi lado y simulé ser su padre, o más precisamente el tipo al que le pusieron los cuernos descaradamente, porque el niño era rubio de ojos azules y no colaba como hijo mío ni de coña. Superé la prueba y seguimos allí, apelotonados como ganado, hasta que veinticinco minutos más tarde pudimos pasar por los arcos de seguridad. Yo no entiendo a la gente. Pasan con todo encima y aquello canta. Yo sin embargo, me quedo medio desnudo, porque ya sé que todo lo que llevo puesto tiene cierta tendencia a dar el cante. Tardo un rato en despojarme de las pertenencias, pero al menos me ahorro el magreo del mago que te mira con lascivia y con esas manotas como sartenes de lo grandes que son.
Tras pasar la seguridad, reubicación de las posesiones y a esperar el vuelo. Decir que es la primera vez que me pego tanto tiempo para pasar la seguridad en el aeropuerto de Gran Canaria. El que hubieran cinco vuelos a la misma hora con destino a Amsterdam, Maastricht-Eindhoven y Rotterdam no es excusa. Deberían preveer estos picos y poner más gente a trabajar, que allí había mucho intelectual magreándose las arriolas sin hacer nada.
Sobre el vuelo no hay nada que comentar, salvo el aterrizaje. El fin de semana hubo un viento endemoniado en los Países Bajos. El piloto avisó que aquello podía moverse algo más de lo habitual. Bonito concepto. La realidad es que ahora sé como se siente la compresa de una coja. Parecía que nos estuvieran usando como maracas. Creo que el avión aterrizó totalmente escorado a la derecha. La vieja que iba a mi lado se quitó la dentadura para no clavársela en las encías de la tensión tan grande y la sujetaba con la mano.
Y un consejo para navegantes. No os tapéis los cinturones de seguridad, que los azafatos con pérdida de aceite consideran un deber, una obligación y un privilegio el magrearos para comprobar que hacéis uso del mismo. Sin embargo, a la anciana que estaba a mi lado bien que la ignoró el muy mamón.
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Wifeando en la Garita
La semana pasada, cuando me conectaba a Internet desde las islas Canarias, lo hacía como se puede ver en la foto, con el portátil medio fuera de la ventana y sujetado por la cortina. Y no creáis que fue moco de pavo. En ocasiones habían catorce grados y os puedo asegurar que las manos duelen cuando estás tecleando con esas temperaturas. Es lo que tienen las nuevas tecnologías, que parasitas a tus vecinos sin que se enteren. Que yo en mi casa tengo mi red Wifi protegida de todas las formas posibles, vamos que voy a dejar que un rácano de mierda me chupe ancho de banda, faltaría más.El detalle de la cortina, sobre la que se apoya el portátil, sirve además de para protegerme algo del frío, para atenuar algo la luz, porque mirar la pantalla con un fondo muy claro no es nada fácil, aunque en este último viaje y gracias sobre todo al nuevo invierno que poseen las islas Canarias, lo de la luz no fue un problema excesivo.
No tengo ni idea de quienes son los generosos donantes de ancho de banda, sólo sé que desde esa ventana (y únicamente desde ahí) me puedo enganchar con dos redes desprotegidas. Esperemos que sigan así por mucho tiempo y bendita la ignorancia de sus dueños.
Me cuenta mi madre que gracias a este rigor invernal han desaparecido completamente las cucarachas, problema endémico en aquellos lares. Está la mujer encantada. También han decidido hibernar las hormigas. Supongo que esperarán tiempos mejores, más si pensamos que el jardín de mi casa se ha pasado varios días como un arrozal, anegado de agua.
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Cosas sueltas en mi iPod mini
?ltimamente nos reímos muchos de los pobres desgraciados que escuchan música deleznable y va siendo hora de que os rompáis la mandíbula con la música que llevo en mi iPod mini. Para este experiencia, he elegido una lista de reproducción llamada cosas sueltas. Además de nombrar la canción, hablaré un poco de ella y en alguna es posible que cuente alguna anécdota. Están ordenadas aleatoriamente.
- Moloko ? Fun for me. Una cancioncilla de la banda sonora de la infame película Batman & Robin. De la película mejor no hablar, que es de lo peorcito que se ha visto en el cine de superhéroes, pero su banda sonora presentaba una selección muy buena y este tema siempre me ha gustado. Haz clic aquí para escuchar un fragmento
- Destiny’s Child ? Independent Woman. Otro tema que descubrí a través de una película. En este caso se trataba de Los Ángeles de Charlie. Tampoco es que la película fuese como para tirar cohetes, pero se montaron una selección de canciones estupendas, con algunas de fines de los setenta y algo nuevo. El tema principal de esa banda sonora era esta canción. Haz clic aquí para escuchar un fragmento.
- Ani Difranco – Wishin’ And Hopin’. Esta canción era la que sonaba en los títulos de crédito iniciales de la boda de mi mejor amigo, una de esas comedias románticas de la divina Julia Roberts. Haz clic aquí para escuchar un fragmento.
- The Pretenders – Don’t Get Me Wrong. Y seguimos con las canciones extraídas de Bandas sonoras de películas. En esta ocasión es un clásico de The Pretenders que formó parte de la BSO de Los amigos de Peter, una estupenda comedia y a la vez un drama en el que un grupo de amigos se reúne después de bastante tiempo. Haz clic aquí para escuchar un fragmento.
- Celine Dion ? I’m alive. Primera canción que no está vinculada a una película. Esta canción tiene algo de historia. Cuando surgió en el 2002, mi amigo el holandés y Yo la escuchábamos a menudo en la radio. Aprovechando que estaba como CD de la semana, me compré el maxi-single por dos euros. La versión single está bien, pero la maxi era lo más. Nada más comenzar Celine Dion nos larga un When you come on me que tanto el holandés como yo traducíamos a nuestros idiomas como cuando te corres sobre mí. Esto viniendo de la santona de Celine era un escándalo. Pero es que un poco más adelante estallaba la bomba. En la versión single decía when you bless the day, pero en la versión maxi-chimpún se entendía when you masturbate, o sea cuando te masturbas. Nos tuvo días escuchando con atención a ver si era aquello lo que decía. Si Celine Dion era capaz de promover el onanismo, el fin del mundo debía estar cercano. Aún hoy día, sigue siendo una de mis canciones favoritas y siempre me arranca una carcajada en esa estrofa. Haz clic aquí para escuchar un fragmento.
- Macy Gray ? I try. Otra canción que no he descubierto a través del cine. Esta salía mucho en un anuncio en la tele. Preguntando me enteré que la cantaba Macy Gray. Es un tema que me encanta. Haz clic aquí para escuchar un fragmento.
- Sixpence None the Richer – Kiss Me. Esta canción era uno de los temas de Dawson’s Creek, una de las series de adolescentes a las que estuve enganchado durante muchos años. Alguien me regaló el CD de Sixpence none the Richer porque me gustaba la canción. El CD es una porquería y este tema es lo único que se salva. Haz clic aquí para escuchar un fragmento.
Como veis, nada del otro mundo en cuanto a música y seguro que muchos encontrarán estas canciones muy empalagosas.