
Mi tercera película francesa en la filmoteca y otro sorpresón que jamás imaginé. Una historia muy extraña pero que sorprende en todos y cada uno de sus noventa y dos minutos. Tengo clarísimo que la filmoteca es hoy en día el único lugar al que podemos ir para ver cine interesante, el cine comercial gringo es más de lo mismo con muchos efectos especiales y guiones escritos por retardados e inteligencias escasas y artificiales. La película se titula Vingt dieux y aunque en España no parece que se vaya a estrenar, al parecer optarían por el título de Holy Cow, que se puede traducir al español como truscoluña no es nación.
Un julay tiene que cuidar a su hermana y laburar y él lo único que quiere hacer es mucho chimpún.
Tenemos un pavo que probablemente acaba de cumplir los dieciocho y vive en una zona de quesos francesa con su padre y su hermana, en una granja. El chamo está siempre de juerga, borracho y chingando todo lo que puede. Cuando su padre muere en un accidente, borracho, él tendrá que criar a su hermana pequeña, que debe tener unos diez años y no tiene ni puta idea de como hacerlo. El chamo siempre elegirá la peor de las opciones y solo un milagro tras otro conseguirán que aquello no acabe como un tremendo desastre.
¡Tremendo viaje! La película empieza con el chamo borracho en una fiesta desnudándose mientras todo el mundo lo anima y es pura felicidad, con un adolescente que vive como un adolescente y al que el futuro no le preocupa en absoluto, cuando muere el padre, intenta seguir su ritmo habitual hasta que se da cuenta que ahora es el cabeza de familia, que no tienen dinero y que debe criar a su hermana. La película se vuelve muy tierna y también alocada, que el chamo organiza un plan para robar leche a los ganaderos de la zona, hacer un queso de la zona, que es protegida, ganar un concurso al mejor queso y conseguir treinta mil leuros. En la aventura lo ayudan dos amigos y en muchas ocasiones la hermana pequeña, que parece ser la persona más madura en el grupo. La historia es fantástica, todo el mundo hace un trabajo fabuloso y espero que Clément Faveau, el protagonista de la peli en su primer papel, haga muchísimo más cine porque es un imán para la cámara y es el descubrimiento de esta historia. Prácticamente todos los jóvenes que salen en la historia son actores que jamás habían estado en una peli, esto es un sorpresón y algo maravilloso. Me reí, lloré y disfruté con la película un montón.
Si eres un miembro del Clan de los Orcos, tú no dejes de revolcarte en la mierda que es lo tuyo y ni te molestes, pero vamos, que los sub-intelectuales con GafaPasta deberían dar una oportunidad a esta comedia dramática francesa.
