Llegamos a la segunda y última parte de la inmersión nocturna en Batthi Giri, que fue la única nocturna que hice en la zona de Fulidhoo porque siempre van al mismo lugar. En esta segunda parte veremos los peces piedra, entre otras cosas. La música que acompaña este vídeo es la canción 100 Years del grupo Five for Fighting.
Comenzamos con el pez globo con el que nos habíamos quedado. Después en unos corales hay unas gambas pequeñas, pero con las luces tan fuertes de las antorchas de los otros es difícil verlas. Nos cruzamos con otro pez león y seguimos el paseo fijándonos en las diferentes construcciones con corales, que nunca se sabe en dónde puede haber algo. En el tramo final hay dos peces piedra, uno mirando hacia mí y otro por detrás mirando hacia el otro lado. El primero se mueve y se le puede observar. Estos peces es muy difícil verlos en las inmersiones de día porque literalmente parecen piedras del lugar.
En una visita que hice este año a mis médicos de cabecera, que yo tengo dos porque provoco demasiado estrés a los médicos neerlandeses y han elegido dividir el susodicho entre dos, estaba por allí para pedirle hora al especialista, que en mi familia hay al parecer tendencia al glaucoma o algo así. Coincidió que el día que fui, que le tocaba a la fémina del dúo, en lugar de ella estaba una pava jovencita, igual una de esas que están haciendo prácticas y la otra aprovecha para ir a que le depilen el chichi o así, que todos los que pillan un becario o un estudiante en prácticas, siempre aprovechan para lo mismo. La pava era muy simpática, pero no tenía el entrenamiento adecuado y me dijo que en lugar de un oftalmólogo, que es un especialista, que mejor me iba a una óptica, les decía que me hicieran las medidas gratis esas y que con eso sabría si tenía el glaucoma ese de los cojones, o no. Yo le eché mi mirada estándar de odio y desprecio muy profundo y como ella no era mi médico oficial, sino una panoli que pusieron allí, le expliqué que ya volvería otro día cuando se dieran las condiciones y hubiera en el lugar un profesional de verdad. La chama al parecer se esperaba que yo aplaudiera su decisión y no la molestase más, así que visto que era una inútil, me levanté y me marché, quizás olvidándome de darle las gracias por los servicios que no prestó.
Como fui andando desde mi keli, que la consulta está a ochocientos metros, aproveché para ir al super y saludar a la mucama, que la que me limpia la keli trabaja allí unos días a la semana. De camino al super me suena el telefonino, una cosa rarísima porque la lista de números bloqueados es superior a la de contactos, que yo pasé con matrícula de honor el curso de no hablar con extraños y mi Androitotorota está super-hiper-mega entrenado en el bloqueo sistemático de números. En la pantalla aparecía que era el número de la consulta, con lo que decidí responder. La chama me dijo que después de unos pensamientos parapsicológicos de envergadura y de sopesar los pros y los contras y de tener en cuenta las circunstancias de la vida, que acababa de apuntarme en la lista del especialista del hospital para que me dieran cita, que se tiraba al suelo enfangado y lleno de barro y me rogaba y me pedía que algún día futuro la perdonara por su ineptitud y que de gratis total, me apuntó en una encuesta nacional sobre algún cáncer y que me llegaría información por correo, que se había enterado porque le habían dicho, que entre los clientes de la consulta, no hay nadie que me supere en vacunas y pruebas, que yo siempre me ofrezco voluntario para todo. Se siguió disculpando y disculpando hasta que le dije que me dejara en paz que ya estaba en la puerta del super y que iba a entrar para saludar a los amigos y echarme unas risas con ellos. Para mí quedaba claro que llamó a la médica o al médico y estos le dijeron que acababa de cometer un error garrafal, que yo soy el equivalente de un huracán de grado 17 y que esto lo iban a sudar todos con sangre y mucha lágrima.
Esa tarde, me llegó un correo del hospital, del departamento de oftalmología, para concretar una cita con el optometrista, una experiencia traumática y estremecedora, que según el correo, dura noventa minutos y seguramente te dejan ciego, que ya te avisan que no vayas conduciendo o en bici porque no vas a ver ni torta al salir, o algo así y te sugieren que te compres las gafas de sol de Stevie Wonder para usarlas al volver a tu keli. Yo siempre voy al primer día disponible, pero ese resultó ser en marzo cuando estaré de regreso a África, así que reservé para un par de días después de volver al norte, por la tarde, cuando hay menos luz y definitivamente, iré en bici y si me quedo ciego, vuelvo usando la bicicleta como bastón, que el hospital está a media hora de mi keli andando. Lo más complicado de todo el proceso fue que para hacer la cita tuve que instalar la APP que usa el hospital, que es diferente a la que usan mis médicos de cabecera y que es también diferente a la que usa la farmacia y si sumamos la de mi seguro médico, ya van cuatro programas instalados en el telefonino para lo mismo. Lo más difícil de comprender entre tanto programa es que hay intercambio de datos entre ellos, puedo ver los resultados de cualquier cosa que me hagan en el hospital en la de mis médicos de cabecera y también tengo las recetas de los medicamentos ahí, pero si quiero pedir medicinas, tengo que ir a la específica de la farmacia, que desde que la vendieron y la compró un grupo empresarial local que se ha hecho con la propiedad de varias farmacias en mi ciudad, se separaron del programa principal e impusieron su propio programa, que no me sirve para mucho, ya que las medicinas me las piden cada tres meses automáticamente, me mandan un mensaje, las ponen en una taquilla con un número super-hiper-mega secreto que comparten conmigo por correo electrónico, incluyendo el número de la taquilla y yo me paso por la farmacia cuando me sale de los mondongos, que con mi número secreto puedo entrar a la zona de taquillas durante las veinticuatro horas del día y las veinticuatro de la noche.
Sobre lo de la encuesta esa en la que me apuntaron, eso lo cuento otro día porque ha sido una experiencia fascinante.
La tercera y última inmersión de este cuarto día fue de nuevo en Batthi Giri, solo que en esa ocasión fue una nocturna y resultó que el lugar de noche es mucho más espectacular que de día. En mi diario escribí, que vimos varios peces león, algas, un pez payaso, dos peces piedra juntos, camarones y cangrejos, vacas marinas, peces grandes y mucha vida nocturna. El lugar estaba mejor que cuando fuimos de día. Los vídeos de la inmersión están divididos en dos partes y esta es la primera. La música que acompaña este vídeo es la canción SexyBack de Justin Timberlake, que igual ya está hasta cancelada porque ahora somos más puritanos que el Papa.
Es una nocturna, así que estamos en la oscuridad hasta que con las luces comenzamos a ver la vida en el fondo y como todos los peces huyen de la luz de las antorchas. Llegando al primer minuto vemos varios peces murciélago, que son esos planos como lenguados pero en vertical. Sobre el minuto y medio vemos a un pez grande escondido bajo los corales, que por la noche, el que no se esconde igual no llega a la mañana, que hay muchos depredadores sueltos. Pasado el segundo minuto hay un pez león pequeño pegado a una roca esperando que vuelva la luz. Aunque en Europa y en América son una plaga importada de Asia, por el Índico y el Pacífico estos peces tienen depredadores. Llegando al tercer minuto, sobre un coral, vemos un lirio de mar, que aprovechó la noche para desplazarse. Después de un montón de corales, cerca del final nos encontramos con un pez globo con el que acabamos.
Desde prácticamente el momento en el que entré en la multinacional del sol caguiente en la que trabajo, me apunté al club social de la gente de uno de los tres lugares en el que están en los Países Bajos y técnicamente, el único que lo tiene, que es en donde está la fábrica. Me quitan de mi salario cinco leuros mensuales y además de una letra de chocolate espectacular para el cinco de diciembre, hacen cuatro eventos al año y he ido al menos a uno, que seguramente comenté con muchísimo detalle en el mejor blog sin premios en castellano. El sábado fue la primera cita del 2025 y a esa me había apuntado porque se veía interesante. Un curso para hacer el, requetequeteque-famoso salchipán de Brabante o Worstenbroodjes, que es la complicada palabra local y que fusiona las palabras salchicha+bocadillo. Teníamos un curso de hora y media para hacernos expertos en el tema y a eso le seguía hora y media de tapas y bebida, todo gratis total por ser miembros del club social. El curso era en los salones de un hotel en el centro de Bolduque, en la mismísima calle del Mercado, en la que también está el ayuntamiento. Como era por la tarde, a las dos, aproveché la mañana para hacer otras cosas y sobre la una pillé el trenecito para bajarme a la ciudad de la chamba. Desde la estación eran cinco minutos andando, aunque en sábado el centro está petadísimo de gente, sobre todo porque hay mercado y estábamos en los preámbulos del carnaval, que son las grandes fiestas de la ciudad de Bolduque.
Entramos en el hotel y nos llevaron a la sala en la que teníamos el curso. Éramos treinta y pico. Mi colega mexicano estaba entre la gente y otros que me caen bien y diez minutos después de empezar, apareció la RATA, el joputa-terrorista-musulmán-de-mielda que me cae tan bien. Por suerte mi mesa estaba llena y se sentó en la otra. El pastelero que nos iba a guiar, porque estos salchipanes se venden en el equivalente local de panadería/pastelería, nos explicó que prepararíamos la masa, después la extenderíamos, le pondríamos dentro el relleno, que no es una SALCHICHA aunque tiene la forma de la susodicha y después los cerrábamos, los pintábamos y los metíamos a hornear y cada uno haría dos de esos salchipanes. El joputa-terrorista-musulmán-de-mielda preguntó si era carne Jalal, aprobada por los terroristas y el pastelero le dijo que era carne picada de cerdo como se ha comido en el lugar por cienes y cienes de años y que como alternativa, para seres inferiores y terroristas había traído un mejunje que parecía falafel y que podían hacer sus bocadillos con esos, aunque serían más secos que el océano que hay en el centro del desierto del Sahara. El otro no se quedó conforme y la que organizaba le recordó que allí estábamos todos para hacer salchipanes y si no le gustaba la idea, la puerta estaba abierta.
Después hicimos la masa, la extendimos, preparamos la carne picada y le pusimos los condimentos que queríamos, finalmente creamos los salchipanes poniendo la carne en la masa y enrollándolos y ajustándolos y finalmente cerrándolos bien y dándoles la forma y una vez con tus salchipanes, ibas a las bandejas, que tenían escritos números, los ponías recordando tu número, los pintaban con yema de güevo y se los llevaban para hornearlos, mientras nosotros tomábamos cervezas y otras bebidas para paliar la espera.
En el estremecedor documento anterior a este párrafo se pueden ver, mirando de derecha a izquierda y de arriba a abajo como hicimos la masa, la bola de relleno, como pusimos una cantidad en la pasa para hacer el salchipán y comenzamos a sellarlo y como estaban pintados en la bandeja y finalmente, por la izquierda están los productos terminados y con detalle del contenido. Es una comida muy simple y hasta simplona de hacer que según nos contaron, antes de tener neveras, para que no se les pudriera la carne de chancho, la picaban y hacían esto, lo cocinaban y una vez cocinado, los guardaban en cajas enterradas y se conservaban durante semanas o meses, dependiendo de la temporada del año. Me han prometido que me mandarán la receta y cuando la tenga, los haré en mi keli para impresionar a mis vecinos, que aquí algunos consideran esto la culminación de la ALTÍSIMA gastronomía neerlandesa.
La RATA, o el joputa-terrorista-musulmán-de-mielda, optó por usar la masa para hacer una especie de pizza, le puso el relleno de carne de cerdo por encima y eso fue lo que hornearon, consiguiendo ofender a los que dieron el curso y a todos los neerlandeses por su arrogancia y superioridad. Cuando trajeron el resultado, quiso cortar su maravillosa pseudo-pizza de carne y repartirla, pero todo el mundo rechazó la oferta y prefirieron comerse sus fabulosos salchipanes.
Después salimos a la cafetería del hotel y el mexicano y el Elegido, que somos expertos en el concepto, llegamos los primeros, elegimos la mejor mesa, la del rincón y fuimos muy selectivos con los que se podían poner con nosotros, entre los que no estaba, ni estaría, ni estará jamás, el joputa-terrorista-musulmán-de-mielda. A partir de ahí, comenzaron a traer las bebidas que pedíamos y platos de tapas de queso local, jamón de Parma, queso francés y aceitunas, además de panecillos con un par de ungüentos para untar y mientras charlábamos nos pusimos tibios. Un rato después comenzó a marcharse la gente y puedo confirmar y confirmo que nosotros nos quedamos hasta el final, que junto con la que organizaba y pagaba, que se vino a nuestra mesa, bebimos y comimos tanto que ese día yo no cené y esa noche hice varias visitas al trono para descargar líquidos. Al final también nos hicimos fotos. Los próximos dos eventos no me molan pero-que-nada, así que no iré. Uno es una visita a un parque neerlandés en el que ya he estado un montón de veces y no me veo levantándome a las seis de la mañana un sábado para ir allí y la siguiente es un festival de música neerlandesa en una playa de un lago y mirando la lista de los cantantes, se me caen los pelos de los güevos del ataque de pánico, que vienen a ser el equivalente local a los folclóricos españoles, muchos de ellos ya con la edad de momificación caducada.
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