Ayer por la mañana, después de las siete, que al contrario que algunos comentaristas y excomentaristas algunos laburamos por la mañana y llegamos a la oficina temprano, estaba yo en camino a Bolduque siguiendo mi rutina habitual con dos trenes, primero el local que me aleja del destino y me lleva desde mi barriada a la estación de Utrecht Centraal y allí cambié al tren rápido que me transplanta a Bolduque sin parar en ningún lado. Esa mañana el tren tenía seis vagones y cada vagón es de dos plantas, con chusma y gentuza sentados arriba, otros abajo y en la zona de las puertas hay un asiento justo entre las escaleras de subida y bajada, como se puede ver en la foto que pongo en la anotación para no tener que dar unas grandísimas y complicadas explicaciones.

Casualmente, yo iba en el vagón en el que se pueden entrar bicicletas, aunque no se puede entre las seis y media de la mañana y las nueve por ser hora punta y como se ve en la foto, la zona iba vacía y ni siquiera había gente usando los cuatro asientos abatibles. A la derecha y ocultos tras una columna hay cuatro asientos.
Nada más arrancar el tren, entró un panoli en pantalones cortos, algo reseñable porque la temperatura exterior era de un grado sobre cero, vamos, un fresquito de-que-te-cagas y el chamo se puso en esos cuatro asientos que no se ven en la foto. Pasó un minuto o quizás menos y apareció ahí, junto a la señal de las bicicletas que hay en el suelo y se puso de pie, mirando hacia mí y como que se iba a cambiar de ropa. Sin más dilación, el chamo, en lugar de ponerse un pantalón largo sobre el otro, o quitarse ese y ponerse el pantalón largo o hacerlo entre los cuatro asientos, en donde nadie lo vería, no, el chamo se quitó la ropa delante de mí y se quedó en pelota picada, con las arriolas al sol, que se puede ver en la foto que por la ventana ya entraba sol a esa hora, que no eran ni las siete y media de la mañana. Después de quedarse en pelotas, procedió a ponerse los gallumbos, pantalón, camiseta y camisa, todo eso enfrente de mí.
Yo no sé como siempre consigo que todos los frikis hagan sus frikadas para que yo los vea. En el siguiente vagón, detrás de las puertas que se ven al fondo de la foto, hay un baño que estaba libre y como se diseñaron para que entre la gente con silla de ruedas, ahí habría tenido un montón de espacio. Entre las cuatro butacas en las que se sentó también había hueco para hacerlo sin que nadie se enterara, pero no, él decidió que había que darme un espectáculo. Cuando acabó de vestirse, cogió su mochila y se marchó a sentarse en algún otro lugar del tren, con lo que la elección del lugar fue consciente y vamos, que a propósito. Me quería a mí de público, así que como me tragué el espectáculo enterito, aquí va mi puntuación y veredicto:
Por el afeitado ciclista de las piernas, le doy un dos por cutre, que cuando se quedó en pelota picada, tenía pelo por encima de donde empieza la malla o lo que quiera que se ponga para ir en bici y por debajo de eso estaba afeitadísimo. También se notaba la diferencia de color de piel entre la zona expuesta al sol y la otra.
Por el atentado contra la humanidad que hizo su barbero o su mayor enemigo en la zona púbica o los alredederes de la polla, le doy un uno por chapucero, que allí alguien decidió afeitar unas zonas y no otras y aquello daba lástima y pena. Lo que hicieron con el pelo entre el ombligo y el inicio de la polla solo se puede explicar haciendo una sesión de espiritismo u güija y preguntando en el más pa’llá.
Por el bronceado de albañil en los brazos y la parte superior, le doy un dos por gitano, que para compensar eso bien que podría haber tomado algo de sol cuando no va en bici por ahí. En la parte superior como que no consideró relevante o necesario el afeitado y ahí tenía el pelo, lo cual contrastaba muchísimo más con las carencias inferiores.
Por el pelado de científico turuleta o presunto tocador de niños le doy un uno por malaje, que mira que tenía pinta de desequilibrado psíquico, físico y hasta parapsicológico. Como no busque novia entre borrachuzas tiradas en la calle durmiendo la mona o se relacione con ciegas, no lo va a tener nada fácil.
Así que la puntuación total promediada y sistemáticamente equilibrada es de un punto y medio, o sea, MUY DEFICIENTE, que aquí seguimos el sistema de puntuación de la Educación General Básica, que era el más justo y equitativo a la hora de llamar tontos a los tontos y resabidos y espabilados a los que como yo, rondábamos el mundillo de solo sobresalientes.
Espero que esto haya sido un evento único e irrepetible porque como el pavo se me vuelva a despelotar delante, le hago vídeo y lo pongo en todas mis redes sociales.
4 respuestas a “El pavo en el tren”
Pues ya está llegando la época de las otras apariciones, las femeninas, que son las interesantes, a ver si logras fotografiar alguna, que nunca lo logras y yo no querría palmarla sin presenciar un triunfo tuyo…
🙂 Salud
se os deja solos unos días y ya estais hablando de gente en pelotas… hombres…
No será gay?
Ni idea. De frente no se le veía si tenía el orto como un florero de grande