Short Term 12


La filmoteca es siempre una caja de sorpresas. Las películas que se estrenan en esos cines son las que no tienen acceso al circuito popular y en muchas ocasiones, la razón es porque la historia no es accesible para el común de los mortales, o sea, los julays que como yo se pueden definir como un cacho de carne con ojos. Como a mí me gusta el cine y procuro verlo casi todo, no le hago ascos a ese cine y siempre procuro que al menos una o dos de las películas que veo cada semana sean de las marginales. El otro día fui a ver un drama titulado Short Term 12 que por lo que he podido ver, está en el circuito de festivales y no parece que vaya a estrenarse en España, sobre todo si tenemos en cuenta que es País de Orcos y que la gente no va al cine a menos que se gasten cien millones de dólares en efectos especiales. Una pena porque hay cosas buenísimas que se están perdiendo.

Un montón de julays adolescentes tienen su keli en un centro de acogida de menores y chimpún

La historia comienza el primer día de trabajo de un veinteañero en un centro de acogida de menores. Allí conoce a sus compañeros y también a un montón de niños y adolescentes que parecen no tener suerte en la vida. A partir de ese instante vamos saltando de unos a otros y conocemos sus historias, nos involucramos en sus problemas y tendremos una visión totalmente distinta del mundo de esos pobres ángeles caídos.

Esta es una película que igual te hace llorar y un poco después te tiene riéndote sin parar. Lo consigue con un guión excelente, una historia sencilla y auténtica que avanza por temas difíciles con mucha delicadeza y elegancia. Además de un soberbio guión, el director consigue que en ningún momento tengamos la sensación de estar viendo una película y nos acerca a ese mundo de una manera tan íntima que nos obliga a tomárnoslo todo muy a pecho. El elenco está formado por un montón de gente que desconocía y que lo hace genial, tanto los jóvenes que trabajan en el centro como los adolescentes, ninguno de ellos parece actuar sino que los seguimos como si fuera su vida la que nos están enseñando. La historia tiene momentos muy intensos y otros alegres y divertidos y saltamos de unos a otros en cuestión de instantes. En muchos momentos, en lugar de contarte algo y dártelo ya masticado, optan por mostrarte la información y dejar que sea el propio espectador el que llegue a la conclusión, algo que por desgracia ya no se ve a menudo.

No es el cine al que pueden ir los miembros del Clan de los Orcos debido a sus carencias intelectuales. Debería ser obligatoria para los sub-intelectuales de GafaPasta y para todos aquellos que siguen creyendo que el cine es un arte con un propósito bien definido y no solo el vehículo para impresionar con efectos especiales. Una de esas pequeñas historias que pasan desapercibidas y que merece la pena señalar.


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