
En el cine ya se han tomado como una religión que los domingos, a las dos y media de la tarde, ponen alguna película que se considera un clásico y consiguen lo impensable, que es llenar el cine de gente dispuesta a pagar y comprar sus cotufas y sus bebidas a precios exorbitantes para ver esas pelis viejunas y ningunear los estrenos. La última de esas películas que he ido a ver fue la semana pasada, se titula Casablanca y en España se estrenó en 1946 y si alguien quiere saber como fue el estreno, que le pregunten al Ancestral y a Virtuditas que estaban allí mismito. La película en España tuvo el mismo título, aunque para los reestrenos han preferido el más comercial de truscoluña no es nación.
Un julay se vuelve a encontrar con una pelleja a la que se la empetaba hasta los pelos de los güevos, pero ahora, sin chimpún.
Resulta que un pavo que vivió en Paris y allí estuvo enrollado con una pava que lo dejó tirado cuando huyó de la invasión alemana en la Segunda Guerra Mundial y acabó en Marruecos, en donde puso un bareto con negro al piano. Años después la pava aparece en su bar con un nuevo macho y mira que le toca los güevos al pavo, pero como él no quiere ser suciolista o podemita, la ayuda para que consiga escapar de los truscolanes y emigrar a gringolandia, el país ese de la gentuza esa que hay ahora. Todo esto entre berridos del negro.
Supuestamente esto es una película romántica, pero vamos, que la pava tenía bien claro qué cipote le gustaba más y no es el de Humphrey Bogart, que hace del panoli con bar y negro que está despechado y que se encuentra con la pava que lo dejó tirado en un tren y encima la tiene que ayudar porque sigue encoñado de ella y la susodicha aprovecha la relación para sacarle todo lo que puede y más, que algunas pavas son más dañinas que los pavos. La historia está muy bien contada y por supuesto tiene la icónica canción que cantan y tocan hasta la saciedad, que la oímos en multitud de ocasiones. Es una historia simple y directa, en la que los nazis son los malos-malísimos, los gringos son bellas personas, los moros parecen más bien mexicanos, y seguramente son mexicanos y todo el mundo fuma en todo momento. Lo mejor de esta película son los diálogos. Está llenísima de frases que se han convertido en leyenda y que se siguen usando hoy en día. Se nota que en aquella época los estudios eran una industria y generaban pelis a porrillo y esta fue una más, solo que con el tiempo ganó una fama y un prestigio que no consiguieron las demás. Está bien contada, muy bien interpretada, hacen un uso fabuloso de la canción, pero cuando estamos llegando al final, todo es demasiado forzado y para mí, ahí pierde parte de su grandeza. Aún así, sigo pensando que es excelente y la oportunidad de verla en un cine no tiene precio. Está claro que la tecnología ha evolucionado una pasada, ver las imágenes estas y ver una peli de este año son experiencias que no se pueden comparar. El cine digital tiene una resolución brutal, no perdona arrugas.
Si eres miembro del Clan de los Orcos, huye, esto te aterrorizará. Absolutamente de obligado visionado para todos los sub-intelectuales con GafaPasta.

2 respuestas a “Casablanca”
No se si será por el paso de los años, pero de siempre, desde que recuerdo haberla visto por primera vez, me ha parecido que la peli está supervalorada…
Salud
Querida decir, sobrevalorada… 🙂
Salud